La historia de cómo Odín obtiene las runas siempre me ha parecido un relato atesorable. Vive su propio rito de paso, aunque es un dios, arriesga su vida en esta aventura que lo desafía, va pasando cada etapa con diligencia, inteligencia pero también sacrificando aspectos preciados de sí mismo. Odín es una figura singular y era necesario escribir sobre este viaje que realiza, como se cuelga nueve noches y días, como se ofrece a sí mismo en Yggdrasil, la visión de esto es tan cercana a los seres humanos, es tan humano de hecho, tan cerca y al mismo tiempo divino. Era necesario escribir sobre este tema, muy necesario.
Aquí les comparto el link a la columna: