El yoga es un vínculo entre la consciencia individual y la consciencia universal. Que se construye desde la tecnología y las herramientas que posee esta tecnología ancestral. A través de la respiración, los asanas, mantras, mudras y bandhas se construyen prácticas que permiten crear, sostener y mantener ese vínculo virtuoso. Que nos entregan múltiples beneficios para todos los aspectos de nuestra vida.
El Yoga llegó a mi vida cuando estaba en el colegio. Una de mis profesoras, que era una gran amiga para mí y mentora en la literatura, le habían indicado que lo practicara por su salud. Me preguntó si quería acompañarla para no ir sola y le pidió permiso a mis padres para llevarme. Yo tenía 17 años y era una clase de Yoga Integral. Me impactó profundamente la clase, no era nada de lo que yo hubiese visto hasta el momento y en la relajación me pareció volar sobre una nube. No lograba entender o dimensionar bien todo: sus elementos, movimientos, respiraciones, mantras… era mucha información y sin saber cómo, me hacía increíblemente bien en muchos sentidos. Durante varios años, probé diversos estilos diferentes, unos muy tradicionales e incluso unos muy extraños. Un día una compañera de trabajo me invitó a ir con ella a un centro de yoga, ella entró a una clase de hatha yoga y yo a una de kundalini yoga. Eso inició un nuevo proceso de descubrimiento. Amé la clase, te explicaban todo, te guiaban e incluía siempre meditación. Mis amigos me veían feliz y me decían que debería estudiar yoga, que era muy yo y pero, no estaba segura. Sentí que no sabía nada y no me veía haciendo clases a otros, lo veía muy muy difícil. Pero, me pasó que un día en una clase me sentí inundada por una profunda sensación de felicidad, sentía una conexión interior que me desbordaba y pensaba que todos deberían poder sentir esa experiencia. A la semana siguiente me inscribí para formarme y certificarme como instructora a nivel internacional de Yoga. La formación fue una tremenda experiencia, me nutrió muchísimo, me conectó con personas maravillosas y me permitió vivenciar otros espacios de mi vida. Tiempo después me especialicé en «Estrés y vitalidad» y en «Mente y meditación», dos temas que interesaban profundamente. Impartí clases de yoga y talleres en varios centros en Santiago de Chile, en las comunas de Las Condes, Santiago y Vitacura. Actualmente, mi intención es realizar talleres y seguir compartiendo esta hermosa herramienta holística.